Hoy no ha salido el sol, ni siquiera he mirado al cielo. Tampoco el reloj.
Prefería quedarme aquí y ver cómo pasa la vida, sentir que yo no formo parte de ella.
La gente me mira ¿acaso ven a través de mí? No sé por qué quieren ver a un borracho, no soy el único ni el último. Yo no elegí ser así.
Algunos dicen que estoy solo, que hablo solo. ¡Que gran mentira! Aún no saben que el mejor compañero de un hombre es su propio pensamiento. Escucharse a uno mismo es la única manera de alejarse de los sentimientos, de las traiciones, del amor, la risa y todas esas cosas tan vacías que hacen que una persona se sienta viva.
He preferido alejarme de esa vida, estoy cansado de tanta falsedad. De este mundo en el que las personas no dicen la verdad porque no saben lo que quieren o lo que sienten, sólo se preocupan de lo que creen que les conviene. Yo, de una forma más o menos egoísta, he buscado un lugar en el que mis paredes sean el mundo y mi techo las estrellas. Tal vez no sea lo que más me convenga, simplemente es lo que quiero.
No sabría explicar por qué he decidido encauzar mi destino hacia ninguna parte. Si me viera obligado a contestar mi respuesta sería algo confusa. Ahora mismo no tengo a dónde ir ni con quién hablar, pero por otro lado siento que puedo ir a todas partes y conversar con cualquiera que me pare en el camino.
Lo único que me atormenta y que me aleja cada vez más de la libertad es el trago amargo que día a día me va consumiendo. Me logro convencer todas las noches de que no lo necesito pero cuando comienza a amanecer el vino me hace tanta falta como el aire. ¿Quién sabe por qué? A mí ya no me interesa.
Hace tiempo que vengo a dormir a este pequeño escaparate. Es por ella que sigo en este lugar, desde que llegué es como si me hubiera hipnotizado.
Ha vuelto a pasar por delante de mí, como cada día. Y al igual que siempre ha clavado sus ojos en los míos. Pero se ha acercado, hoy se ha sentado a mi lado, aquí, en el suelo, al lado de las pocas cosas que me quedan. Nunca antes lo había hecho y al tenerla tan cerca me he dado cuenta de que podría ser su padre. Si hubiera tenido fuerzas hubiera salido huyendo, sin embargo, su presencia me emocionaba. Ella se quedó en silencio, a cada segundo la sentía más cerca. Cuando volvió a mirarme comprendí que su soledad se parecía a mía, aunque probablemente lo tuviese todo, no era capaz de disfrutar de ello. Le han hecho daño, lo he visto en sus ojos.
Desee que me abrazara más que ninguna otra cosa en el mundo. Sé que algún día lo hará. Yo sigo aquí, y ella volverá mañana. Aunque si no lo hace nada habrá cambiado, seguiré solo, y escuchando solo lo que quiero oír.
La espero, es la única persona que me apega a la vida, y por la única por la volvería a escribir.
Ahora no lloro, hace mucho que no lo hago. Aunque cada día cuando la veo me siento como si fuera a comenzar a hacerlo.
-Escribí esta história hace tiempo, y nunca le dí importancia. No es que ahora se la de, ni mucho menos. Pero entre líneas dice mucho de mí, y como dije ayer, solo quiero seguir compartiendo...-
